En ningún caso querría dejar de lado a otras mascotas: pájaros, roedores, peces,…, pero son gatos y perros los más numerosos en acompañarnos cada día en nuestro periplo habitual.
A nivel psicológico, aportan numerosos beneficios equivalentes a una terapia preventiva de gran ayuda en algunas enfermedades tanto físicas como psicológicas.
Se ha comprobado que las personas que conviven con los animales de forma respetuosa, afectiva y responsable, tienen una calidad de vida significativamente mejor que los demás.
En cuanto a efectos positivos vinculados a este binomio, podríamos hablar de los siguientes:
• Disminuyen la sensación de soledad, favoreciendo una comunicación más segura y afectuosa (nuestra mascota no nos juzga y responde siempre con una lealtad y predisposición positiva hacia nosotros).
• Aumentan la autoestima, haciéndonos responsables de cuidarlos y convivir de un modo espontáneo y afectivo, lo cual, nos favorece en sensaciones como la de ser útiles.
• Mejoran nuestro estado de ánimo, ya que son capaces de vivir con intensidad el aquí y el ahora, ayudándonos en el proceso de ser capaces de centrarnos en el presente inmediato.
• Nos facilitan el contacto social al tener contacto con otras personas que también tienen mascotas.
• Sus necesidades de espacio para correr, favorecen que tengamos que hacer ejercicio, algo que en muchos casos, no haríamos en modo alguno.
• Favorecen la recuperación de enfermos con su leal compañía y su trato afectuoso hacia el ser humano.
• Son de ayuda inestimable para personas con limitaciones i/o incapacidades físicas.
Como siempre y en todos los aspectos, existen los detractores de las mascotas, los cuales, solamente se fijan en lo negativo i complejo de tener esa responsabilidad, de cuidarlas y convivir con ellas.
Acabaría diciendo que el concepto “mascota” no hace honor a lo que realmente es un animal de compañía fiel y querido. Lo saben muy bien los que han tenido la oportunidad de estar con uno. Les hablamos, les queremos y nos sentimos tan vinculados a ellos que los consideramos de la familia, hasta tal punto, que no distinguimos si nos parecemos a ellos o ellos se parecen a nosotros.
Para muestra, un botón.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada