Las opiniones de los demás, tanto
si son hirientes (críticas) como si nos generan displicencia (cumplidos
exagerados), pueden resultar muy negativas.
Es por ello que quizás nos
resulte más conveniente preguntar qué puedo seguir haciendo igual y que debo cambiar,
en lugar de saber si a los demás les parece bien o mal lo que he hecho.
Tratemos de determinar no solo lo
que no ha funcionado, sino que reacción es la adecuada y como desarrollarla.
Este cuadro puede ayudarnos a
establecer un plan de acción, según las opiniones que recibimos.
Ya lo dice de alguna forma “El
Talmud”:
- Presta
atención a tus pensamientos porque se convierten en palabras. Presta atención a
tus palabras porque se convierten en acciones. Presta atención a tus acciones
porque se convierten en hábitos. Presta atención a tus hábitos porque se
convierten en tu carácter. Presta atención a tu carácter porque acabará
rigiendo tu destino.