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diumenge, 7 d’abril del 2013

LA TEORÍA DE LOS SEIS GRADOS DE SEPARACIÓN

Frigyes Karinthy (1887-1938), escritor Húngaro, fue el primero que desarrollo esta teoría en un cuento titulado “Chains”.
Se le llama seis grados de separación a la hipótesis que intenta probar que cualquier ser humano puede estar conectado con otro cualquiera, a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. Este concepto se basa en la idea de que el número de conocidos crece exponencialmente con el número de enlaces de la cadena, y solo un pequeño número de enlaces son necesarios para que un conjunto de conocidos se convierta en la población humana entera. 

Duncan J. Watts, profesor de sociología de la Universidad de Columbia (Nueva York) y autor del libro “Seis grados: la ciencia de una edad conectada”, publicó un célebre artículo en la Revista “Nature” con Steven Strogats, profesor de mecánica aplicada y teórica en la Universidad de Cornell (Nueva York), en el que aportaban un modelo teórico del mundo pequeño, es decir, una red compleja en la que, a pesar de tener un enorme número de nodos, la distancia media entre éstos es muy pequeña.

Para ellos, es posible acceder a cualquier persona del planeta en tan solo seis saltos.



En este caso, creo que más que explicarlo, citaré textualmente como lo expone Wikipedia, que creo que lo explica de forma suficientemente aclaratoria..

Según esta teoría, cada persona conoce de media (entre amigos, familiares y compañeros de trabajo o escuela), a unas 100 personas. 
Si cada uno de esos amigos o conocidos cercanos se relaciona con otras 100 personas, cualquier individuo puede pasar un recado a 10.000 personas más, tan sólo pidiendo a esos amigos suyos que pasen el mensaje a sus correspondientes amigos. Estos 10.000 individuos serían contactos de segundo nivel, que un individuo no conoce pero que puede conocer fácilmente pidiendo a sus amigos y familiares que se los presenten, y a los que se suele recurrir para ocupar un puesto de trabajo o realizar una compra. 
Cuando preguntamos a alguien, por ejemplo, si conoce una secretaria interesada en trabajar estamos tirando de estas redes sociales informales que hacen funcionar nuestra sociedad. Este argumento supone que los 100 amigos de cada persona no son amigos comunes. 
En la práctica, esto significa que el número de contactos de segundo nivel será sustancialmente menor a 10.000 debido a que es muy usual tener amigos comunes en las redes sociales. 
Si esos 10.000 conocen a otros 100, la red ya se ampliaría a 1.000.000 de personas conectadas en un tercer nivel, a 100.000.000 en un cuarto nivel, a 10.000.000.000 en un quinto nivel y a 1.000.000.000.000 en un sexto nivel. 
En seis pasos, y con las tecnologías disponibles, se podría enviar un mensaje a cualquier individuo del planeta. 

Por ejemplo, imaginemos un limpiabotas de la calle. Este limpiabotas conoce a un portero de un hotel de dos estrellas; dicho portero conoce al dueño del hotel y éste al dueño de un hotel más prestigioso; el dueño de este hotel conoce a una persona que trabaja en la Casa Blanca y esta persona conoce al presidente de los Estados Unidos. En unos pocos enlaces se ha conseguido ligar un limpiabotas con el presidente de los Estados Unidos. 

Evidentemente cuantos más pasos haya que dar, más lejana será la conexión entre dos individuos y más difícil la comunicación. Internet, sin embargo, ha eliminado algunas de esas barreras creando verdaderas redes sociales mundiales, especialmente en segmentos concretos de profesionales, artistas, etc. 


En 1967, el psicólogo estadounidense Stanley Milgram, ideó una nueva manera de probar la teoría que denominó “el problema del pequeño mundo”. 

El experimento del mundo pequeño de Milgram consistió en la selección al azar de varias personas del medio oeste estadounidense, para que enviaran tarjetas postales a un extraño situado en Massachussetts, situado a varios miles de millas de distancia.

Los remitentes conocían el nombre del destinatario, su ocupación y la localización aproximada.

Se les indicó que enviaran el paquete a una persona que ellos conocieran directamente y que pensaran que fuera la que más probabilidades tendría, de todos sus amigos, de conocer directamente al destinatario.

Esta persona tendría que hacer lo mismo y así sucesivamente hasta que el paquete fuera entregado personalmente a su destinatario final.

Aunque los participantes esperaban que la cadena incluyera al menos cientos de intermediarios, la entrega de cada paquete solamente llevó, como promedio, entre cinco y siete intermediarios.

Los descubrimientos de Milgram fueron publicados en “Psychology Today” e inspiraron la frase “seis grados de separación”.
Sin embargo, los descubrimientos de Milgram fueron criticados porque éstos estaban basados en el número de paquetes que alcanzaron el destinatario pretendido, que fueron sólo alrededor de un tercio del total de paquetes enviados. 
Además, muchos reclamaron que el experimento de Milgram era parcial en favor del éxito de la entrega de los paquetes seleccionando sus participantes de una lista de gente probablemente con ingresos por encima de lo normal, y por tanto no representativo de la persona media. 

Los seis grados de separación se convirtieron en una idea aceptada en la cultura popular después de que Brett C. Tjaden publicase un juego de ordenador en el sitio web de la Universidad de Virginia basado en el problema del pequeño mundo.

Tjaden usó la Internet Movie Database  para documentar las conexiones entre diferentes actores. La Revista "Time" llamó a su sitio, “The Oracle of Bacon at Virginia”, uno de los “Diez mejores sitios web de 1996. Programas similares se siguen usando hoy en clases de introducción de ciencias de la computación con la finalidad de ilustrar nodos  y listas.

En 2011 la empresa Facebook realizó un estudio denominado “Anatomy of Facebook” con todos los usuarios activos de su página, en ese momento 721.000.000 miembros (alrededor del 10% de la población mundial) y se analizó el conjunto de amigos en común, para sacar el promedio de cuántos eslabones hay entre cualquier usuario y otro cualquiera. 
De esta prueba se excluyó a celebridades y famosos. 
Los resultados mostraron que el 99,6% de pares de usuarios estuvieron conectados por 5 grados de separación. Esta es la prueba más cercana de la teoría a la fecha de hoy y da un resultado aproximado de 4,75 eslabones.

En 2008 el usuario chileno de Facebook, Iván Jara Solar, intentó comprobar esta teoría creando una versión en español del experimento que llamó “6 grados de separación”. 
En un principio, el resultado de todas las separaciones posibles de quienes se agregaban al grupo se podía visualizar gracias a una aplicación (mediante un algoritmo), la que al cabo de unos meses fue eliminada. 
La popularidad de este grupo generó un espacio de interacción entre sus miles de usuarios, principalmente mediante foros. 
El crecimiento de “6 grados de separación” llegó a su momento más álgido cuando alcanzó entre 10 y 15 usuarios inscritos por segundo.
 Este grupo llegó a tener más de 2,4 millones de miembros antes de su migración por parte de Facebook en 2012.

Está claro que cuando nos damos cuenta del real alcance que puede tener nuestra forma de comunicarnos, nos sorprende más y más cada día que pasa.
Gracias a las redes sociales y a como se han impuesto en nuestra vida cotidiana, todo aquello que parecía imposible, se va transformando en una realidad.
Van cayendo las antiguas creencias a velocidad de vértigo, sin que nada ni nadie pueda dudar de los avances conseguidos. 
Los paradigmas inamovibles, han dejado de serlo. 
La famosa frase que tantas veces hemos ver-balizado "Este mundo es un pañuelo", es ya una absoluta realidad. 
Y al parecer, aún estamos al principio de posibilidades que nos seguirán asombrando.
¿Hasta donde nos llevará esa fuerte corriente aglutinadora?