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dilluns, 25 de març del 2013

LA IRONÍA

"Si te gusta una chica y tu a ella no, ¡ánimo!: Hay muchas más chicas con las que podrás estar en la misma situación en el futuro".                                                                                                          Anónimo

La ironía podría definirse como una forma de comunicación (verbal, escrita, expresiva) con la que pretendemos dar a entender a los demás algo muy distinto a lo que decimos en realidad. 






IRONÍA VERBAL 


IRONÍA ESCRITA

Por ello no debería resultarnos antagónico el hecho de que, la ironía, es más aceptada cuando más hábil resulta quién la utiliza. Es como un arma de doble filo: nos puede resultar cortante, dura y desagradable cuando más conscientemente la detectamos (como el filo de una navaja), o aceptarla sin más al no darnos cuenta o no percibirla, ya que no vamos a generar emociones determinadas causadas por su influencia. 

En la antigüedad, ya la utilizaba Sócrates para desenmascarar a los “sofistas”, que pasaron de ser divulgadores del saber a ser considerados como unos charlatanes y embaucadores de la Grecia clásica. 




Es pues un concepto prácticamente tan antiguo como el origen del ser humano social. 

Creo, desde mi punto de vista, que requiere unas consideraciones específicas:
  • Por una parte, la ironía, es más aceptada si no resulta humillante ni sarcástica. Si le damos un aire de burla, será negada y apartada con probabilidad, provocando reacciones negativas diversas de rechazo, agresividad, evitación-huida, o descalificación. 
  • Si la persona que utiliza la ironía sabe hacerlo, no provoca una reacción negativa evidente, y en ocasiones, incluso puede llegar a generar sonrisas y aceptación, y porque no, admiración por parte del interlocutor.
  • Puede utilizarse para relajar una conversación tensa, y de algún modo, restar importancia a determinados hechos que, de otra forma, acabarían en una seria discusión (la ironía actúa como vehículo expresivo). 
  • Según como, la ironía, para algunos psicólogos es una forma de risa destilada con un blanco fijo, que consiste en ejercitar la inteligencia del que la utiliza y del sujeto ironizado, que deberá decodificar el mensaje que se le ha enviado.

Juan Carlos Rivera Quintana, periodista y editor, nos dice:
"La ironía es un recurso complejo, que exige que quien habla y quien escucha compartan una serie de experiencias y supuestos previos, que exista lo que los comunicólogos denominan trasfondo de escucha, prácticas compartidas para que se pueda pasar del nivel superficial de la frase al plano profundo, donde está el verdadero significado, en el metatexto".
Metatexto, es un texto que habla o instruye sobre otro, contribuyendo a su coherencia y facilitando al lector claves de lectura.

J.C. Rivera, piensa que la ironía es una válvula de escape para las impaciencias y las frustraciones y que funciona como amortiguador de los encontronazos de la cotidianidad, al rebajarle solemnidad a las cosas. Sin duda, la ironía es como la pimienta de la vida. Y de sobra conocemos que este condimento es, en oportunidades, muy necesario para dar un toque diferente y más festivo a nuestro paladar.

La ironía forma parte de nuestras vidas y seguirá siempre con nosotros. Es un recurso importante y una herramienta que permite expresar algo, y por lo tanto, es importante utilizarla adecuadamente para facilitarnos soluciones a problemas, y no para complicarnos más la existencia con consecuencias no previstas ni positivas que se derivan de un mal uso o de un abuso.
Intentemos ser irónicos en la medida oportuna, para conseguir expresar aquello que de otra forma no podemos. No la enjuiciemos como algo negativo o positivo. Valoremos lo que representa en base a lo que nos hace sentir y nos proporciona, y nada más. 
Puede llevarnos por un amplio espectro de posibilidades: desde el esbozo de un tímido inicio de sonrisa, hasta la más absoluta mueca de disgusto y desaprobación.

Yo, sinceramente, prefiero la primera opción. La ironía, no es inteligente por si misma. La hace inteligente quién la desarrolla y expresa oportunamente.





Busquemos siempre el lado positivo de todo aquello que puede hacer sentirnos mejor, sin que necesariamente debamos estar reprimiendo lo que puede ser expresado de muchas formas.
Quedémonos más en lo que sentimos que en lo que deducimos pensando.

Muy pocas cosas son inadecuadas o peligrosas por si mismas. Somos nosotros y nuestra forma de actuar los auténticos responsables de las consecuencias negativas derivadas de dichos hechos.


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Termino con tres citas de Grouxo Marx:
"Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, es realmente un idiota."
"Hijo mio, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna...." 
"He pasado la mejor noche de mi vida, pero no ha sido esta."